[Prólogo] El Anticuerpo

Era una tarde calurosa de un 24 de julio en el año 2000, los estudiantes de escuela media ya habían salido de sus actividades de la tarde y, como la mayoría de niños de entre esas edades, la gran mayoría se reunían con sus amigos en parques cercanos a sus casas. En situaciones normales los niños estarían jugando cosas entre ellos que involucrasen una actividad física o un balón, pero esta no era una situación regular; unos 5 meses antes, se hizo muy popular un juego de cartas, cuyos personajes eran unas criaturas llamadas Digimon. Este juego consistía en hacer duelos entre Digimon, cada jugador podía usar cartas de soporte para mejorar las estadísticas de sus digimon o hacerlos evolucionar, o digievolucionar, para así volverlos más fuertes. En un parque en Ikebukuro, habían tres niños que se destacaban de los demás por ser muy habilidosos en este juego.

Urek Mazino, era un niño de gran tamaño para su edad y tenía el iris de los ojos de color rojo lo cuál lo hacía destacar mucho. Se contaba que en el pasado era el líder de una pandilla y que se aprovechaba de los más pequeños que él, pero estas eran historias inventadas por otros. En realidad se trataba de un chico que era gentil a su manera y sorprendentemente inteligente, aunque no le fuera muy bien en la escuela. Su estilo de juego era otra historia; era uno agresivo, desde el comienzo de la partida sus oponentes comenzaban a sentir la presión de sus jugadas y siempre lograba encontrar huecos en las defensas de sus contrincantes. El segundo de estos niños era una niña llamada Endorsi Jahad. Ya de por si era raro ver niñas jugando ese tipo de cosas para la época, dada la crianza de los padres, y esto hacía que varios niños se sintieran intimidados. No muchos lo sabían, pero Endorsi venía de una familia de mucho dinero y aprovechándose de esto, podía conseguir una cantidad de cartas que cualquier otro niño no podía. Su estilo de juego se basaba en el factor sorpresa. Ya que tenía muchas más cartas que los demás, podía armar diferentes masos y así nunca nadie sabía qué esperarse de ella. Y el último de estos tres es Viole Grace o, como le decían en ese entonces, el "super-genio". Viole proviene de una familia de extrajeros que se había mudado a Japón hace varios años, por esto él aprendió a hablar tres idiomas diferentes, lo cual a los ojos de otros niños lo hacía ver super inteligente. Pero eso no era lo único por lo cual lo llamaban "super-genio", en la escuela siempre estaba entre los primeros puntajes de calificaciones y también era miembro de dos clubes: el de música, donde tocaba el piano, y el de computación. Para los demas niños era como ver un ser superior. Sus habilidades se trasladaban al juego de cartas; su estilo de juego era muy estratégico, siempre tener varias estrategias para cada una de las situaciones en las que se pudiese encontrar, y así poder ganarle a sus oponentes sin que estos ni se dieran cuenta de qué fue lo que pasó.

—!Pero cómo! —exclama un chico de secundaria, mientras miraba impactado el tablero de juego. —Se supone que esta estrategia es invencible, !esto no tiene sentido!

Su contrincante, o mejor dicho, la persona que acababa de ganarle, era Viole el cual estaba recogiendo sus cartas calmadamente. Se levanta de su asiento y se prepara para dejar el sitio, pero un chico más alto que él se para en frente de él, bloqueando su paso.

—Estás en mi camino. —dice muy calmado.

—No irás a ningún lado, —responde el perdedor del combate, que al parecer había traído consigo a sus amigos de grados mayores. —es imposible que me hayas vencido tan fácilmente usando este maso, ¡claramente hiciste trampa!

—... —Viole se voltea a ver al chico contra el que había salido victorioso y sin cambiar su expresión facial le responde. —Es verdad que ese maso es muy popular por las pocas debilidades que tiene en general, pero si sabes cómo explotar las pocas debilidades que tiene, no es imposible derrotarlo... en especial, si el "tamer" juega sin una estrategia en concreto.

Algunos niños que estaban de espectadores se tratan de no reír por lo humillante que había sonado eso, y aunque Viole no estaba buscando hablar mal de su oponente, él era de esas personas que no sabían leer una situación como esta. El chico perdedor se molesta por la respuesta de Viole y se aproxima a él, agarrandolo por el cuello de la camisa y levantándolo un poco.

—Parece que no sabes respetar a tus mayores, creo que te tendremos que dar una lección. —levanta su otro puño y se prepara para golpear a Viole.

—¿Qué lección le darán a quién? —dice un chico acercándose a la multitud. Pelo gris, ojos rojos y tan alto como un niño de secundaria; inequivocamente era Urek Mazino. Este se aproximaba lentamente hacia Viole y los otros dos chicos, con las manos en los bolsillos de su chaqueta y sonriendo de manera sarcástica —Perdón, es que estaba muy lejos, ¿qué es lo que le vas a enseñar a mi amigo?

Aunque los dos chicos de secundaria eran notoriamente más altos que los demás, Urek era aun más alto que ellos y se veía mucho más intimidante. Estos chicos reconocen a Urek rápidamente, sueltan a Viole y se largan corriendo, intimidados por la presencia de Urek. Esto no era una rara ocurrencia, de hecho Viole era muy osado y siempre buscaba duelos contra gente mayor que él.

—Deberías aunque sea esperar a que yo llegue, sabes cómo se ponen algunos niños de secundaria cuando les ganan... —Urek mira a su alrededor para confirmar que ya se habían ido.

—¡JUM!, es su problema por ser tan ineptos —expresa una chica de la misma edad de Viole, con ojos grandes y cabello castaño. Otros niños que estaban cerca quedaban estupefactos cada vez que Endorsi llegaba a jugar al parque, inclusive para algunos ella es la única razón por la que frecuentan el lugar. Una chica bonita con mucho dinero, era un atractivo muy grande para la gente de su edad. —De haber sido yo le hubiese ganando dos turnos antes, sólo para demostrar que no valen nada.

—Te equivocas, le hubieses ganando en tres turnos antes. —dice mientras lee sus notas de juego.

—Endorsi... No todos somos intocables cómo tú. —dice, haciendo referencia al guardaespaldas que la acompañaba a todos lados, el cual se encontraba parado en las afueras del parque.

Y la verdad es que en el juego, los tres parecían intocables. La habilidad de estos era tan grande que hasta le podían ganar a gente mayor que ellos, por esto poco a poco se fueron haciendo nombre en otras localidades de la ciudad y cada día tenían más contrincantes. Así los tres niños, de cierta manera, se volvieron buenos rivales y luego amigos. Esto siguió por unos catro meses más, hasta que hubo un conflicto entre los tres. Todo empezó porque Endorsi un día se dio cuenta de que le faltaban unas cartas que tenía guardadas en su mochila, rápidamente la culpa cayó sobre Urek ya que este tenía varias cartas similares y dado a que su familia era de poco dinero, lo cual causaba prejuicios. Viole nunca levantó sospechas dada su personalidad tranquila. Aunque Urek se trató de defender y argumentar por qué él no había sido el que se robó las cartas, su orgullo evitó que siguiera intentando, lo cual hizo que se separara del grupo de manera abrupta. Pasadas unas semanas, Viole y Endorsi dejaron de frecuentar tan seguido el parque donde jugaban. Y al final, por una combinación de falta de interés en el juego, gustos diferentes y el mal sabor que había dejado la pelea con Urek, se dejaron de hablar por completo. Pasados los años, cada uno de estos tres niños se enfocaron en cosas de su interés y más nunca los volvieron a ver en aquel parque.


--Año 2010, Tokyo--


Como se indicaba en los noticieros, empezando el 2007 ha comenzado un fenómenos particular en diferentes partes del mundo. Este fenómeno se manifiesta en forma de apagones repentinos y fallas en diferentes sistemas informáticos. Hasta estos momentos no se ha podido dar con una posible causa, ya que estas fallas no cumplen con ningún patrón de tiempo, lugar o causa. Los gobiernos que se han pronunciado sólo han podido asegurarle al público que se está trabajando en descubrir qué es lo que ocurre. Se dice que miles de científicos están trabajando día y noche para descubrir qué es lo que ocurre, aunque cualquier hallazgo que hayan podido lograr hasta ahora se ha guardado en secreto. La teoría más acertada, es que la causa de estos fenómenos es de naturaleza electromagnética.

—Vaya lío... —se dice Urek a sí mismo, mirando el noticiero desde un televisor en una tienda de electro-domésticos. Iba en bicicleta desde el colegio hacia su trabajo de medio turno, ya que desde que murió su abuela cuando tenía catorce años, ha estado viviendo sólo y el apoyo social no le era suficiente para poder mantenerse. —Mejor, me apuro para no hacer enfadar al señor Hori.

7 años habían pasado desde que sus días de jugar cartas en aquel parque habían acabado. Urek ahora medía casi metro y noventa, era mucho más fornido y, de cierta manera, se veía menos intimidante. Su rutina diaria era levantarse a primera hora de la mañana, arreglarse y salir al colegio, estar ahí hasta la mitad de la tarde y luego ir a su trabajo hasta las 10 de la noche, para así llegar a su casa y prepararse el almuerzo del día siguiente y entre otros que haceres. Era una rutina un poco caótica para un chico en su último año de secundaria, pero de todas formas Urek no tenía planeado ir a la universidad así que no tenía que dedicarle tanto tiempo a sus estudios. El turno de esta noche pasó sin muchos problemas y sale a su casa en su bicicleta después de despedirse de sus compañeros de trabajo. El recorrido del trabajo hasta su casa en bicicleta eran unos 15 minutos, y tenía que pasar por la zona industrial de la ciudad, así que su trayecto era muy solitario ya que los trabajadores ya habían terminado turno hace horas. Aunque esta vez, sería algo diferente su viaje.

Cuando estaba pasando frente a una fábrica de textiles, pudo ver como un pilar de luz salía desde detrás de uno de los edificios hasta el cielo. Urek se detiene y mira fijamente el pilar de luz, queda perplejo por lo que está viendo ya que, en todos los años que ha pasado por las fábricas, no había visto algo como eso. Tuvo una pequeña batalla mental, donde discutía el dilema de si seguir con su camino o ir a investigar que es lo que estaba pasando. Al final, su lado curioso ganó y decidió ir a ver que era lo que estaba pasando. Mientras más se acercaba al sitio, más podía sentir como una sensación de angustia, como una presión en su estómago; tal vez eran sus instintos reprimiendolo por haberlos traicionado, o tal vez el simple hecho de que su vida podría correr peligro. El hecho de que no se encontrara con ninguno de los guardias de la zona también era preocupante.

—¿Qué está pasando? —se dice Urek a sí mismo, mientras se baja de su bicicleta y la apoya contra un poste de luz.

Mientras más se acercaba al sitio de donde se expedía el pilar de luz, el ambiente se tornaba extraño, como si el mismo aire se comenzara a transformar. Al encontrarse lo suficientemente cerca, el pilar de luz se encoge poco a poco y cuando este está a nada de disiparse en pleno aire, algo aun más extraño ocurre. De la tierra, en donde se encontraba el pilar de luz, salen dos figuras a gran velocidad y ocurre una pequeña explosión, lo cual levanta una pequeña nube de polvo dificultando ver qué estaba pasando.

—No... no puede ser... —exclama, mientras mira con asombro lo que estaba frente a él.

Como si fuese salido de un juego de su infancia, habían dos criaturas frente a él, de las cuales el estaba bastante familiarizado por el juego de cartas que tanto amó hace unos años. Al haberse disipado la nube de polvo claramente se podían ver dos digimon, peleando entre sí; uno de ellos era una Sistermon (Ciel) y el otro era un Guilmon. Ambos intercambian golpes a gran velocidad, la Sistermon utilizaba su gran agilidad paa esquivar los ataques del Guilmon y aprovechaba el alcanza que le proporcionaba su espada para tratar de atacar. Mientras que el Guilmon usaba su fuerza superior para atacar y mantener a la Sistermon a la defensiva.

—No importa si te tengo que llevar en pedazos, ¡pero cumpliré con la tarea que me dio mi maestro! —dice la Sistermon, mientras da un paso hacia atrás, envaina su espada y se prepara para atacar.

El Guilmon detiene su ataque, como si estuviese esperando a ver qué hace su oponente. Desde la perspectiva de Urek, parecía como si el Guilmon solo estuviese lanzando ataques al azar, a lo salvaje, pero pareciera ser que había algo de juicio en lo que hacía. El pensamiento de alejarse por lo peligroso cruzó en algún momento la cabeza de Urek, pero la curiosidad hacía que mantuviera sus pies plantados donde estaba, a pocos metros del combate. En ese momento sólo estaba tratando de procesar lo que estaba viendo.

—Shirotsume... —su espada comienza a brillar en un color azul cálido.

—¡Espera, detente! —exclama el Guilmon, con su garra levantada señalando a Urek.

La Sistermon levanta la mirada hacia donde señalaba Guilmon para darse cuenta de que había un humano presente y, aunque lo quisiera, ya era muy tarde para detener el ataque. —... ¡ichimonji-giri! —Desenvaina su espada a gran velocidad, esta versión del ataque hacía que su espada creciera a tal punto que su alcance se volvía de unos diez metros; suficiente para golpear a Guilmon y a Urek al mismo tiempo.

El sentimiento de muerte inminente nubló la cabeza de Urek y en una fracción de segundo tuve un centenar de pensamientos. Cuando por fin su memoria muscular tomó control de su cuerpo y se trata de agachar para esquivar el tajo de luz, pero un humano no puede reaccionar lo suficientemente rápido, ya el tajo de luz se encontraba a menos de un metro de su torzo. En ese momento se dio cuenta de que era el final. Hasta que todo se ilumina aún más y siente una sensación de calor repentino en todo su cuerpo.

—¡Fire Mitts! —golpea con sus garras encendidas en fuego la espada y la destruye en el punto de contacto, justo antes de que golpeara a Urek.

Urek cae sentado en el suelo y mira al Guilmon que le había salvado la vida, solo que por alguna razón se veía diferente. Seguía siendo Guilmon, pero partes de su cuerpo tenían otra forma y de cierta manera se veía más intimidante. Este se para entre Urek y la Sistermon, y mira a esta última mientras gruñía.

—... —suspira, mientras guarda lo que queda de su espada. —Ya entiendo porque se abrió una puerta hacia el mundo humano, y de todos los digimon tenías que ser tú... —Dice algo frustrada, ya no pareciera que tuviese ganas de seguir peleando.

—Ehh... —aclara su garganta y se levanta del suelo. —¿Ya no nos quieres matar?

—Nunca quise matarte a ti, mi objetivo desde un comienzo fue él, —señala a Guilmon con el mango de su espada. —pero por desgracia te encontrabas en el lugar incorrecto y en el momento incorrecto... o debería decir lo contrario. —Se acerca lentamente a Urek pero se detiene por un gruñido del Guilmon. —Uhg, ¿no ves que ya no quiera pelear contigo? Además ya estoy cansada de perseguirte... Humano, ¿tienes idea de que acaba de ocurrir?

—Dado tu tono, voy a decir que no. —pensaba que tal vez en ese último momento del ataque cerró los ojos.

—Tu y este digimon acaban de formar un lazo, justo en el momento que te defendió de mi ataque eso brilló y la apariencia de Guilmon cambió. —se refería a un dispositivo que tenía Urek en su mano izquierda. —Y por tu expresión, voy a asumir que es la primera vez que lo ves.

—Esto... ¿es un digivice? —presiona cuidadosamente los botones del digivice.

—Interesante... para ser breves, el digivice es el catalizador del lazo que tu y ese Guilmon comparten, así pueden conseguir la evolución como lo hicieron hace unos momentos... —mira fijamente a Guilmon. —Aunque yo no llamaría eso una evolución.

El Guilmon baja su guardia y deja su actitud tan hostil hacia la Sistermon, aunque no se terminaba de confiar del todo. La Sistermon se aproxima aún más a Urek.

—Voy a ser clara, mi maestro me ordenó que trajera conmigo a este Guilmon, ya que tiene algo que se supone que no debe tener. —mira al Guilmon de manera condescendiente. —Ahora, vas a tener que tomar una decisión importante justo en este momento: o sigues con tu vida como hasta ahora y te olvidas de lo ocurrido, o vienes con nosotros y dejas atrás esta vida.

—¡¿Por qué asumes que iré contigo como si nada?! —exclama Guilmon, furioso.

—Si tal vez me hubieses escuchado antes, en vez de atacarme sin preguntar, sabrías que la "cosa" que no deberías tener puede ser peligroso para ti, y que otros con intenciones no tan buenas también lo quisieran obtener. —dice cansada, claramente ya había tratado de explciarle antes.

—Dejar esta vida... —Urek se encontraba dubitativo, tal vez era un decisión demasiado grande para tomarla en unos pocos minutos. En general, era mucha información para procesar en tan poco tiempo, pero por alguna razón que ni el mismo entendía, dijo lo siguiente. —Iré con ustedes, pero antes, debo recoger algo en donde vivo.

La Sistermon asiente con la cabeza, sigue a Urek y el Guilmon los sigue a ambos. El camino a su casa no fue tan largo, y como no había casi nadie en la calle por la hora, no tuvieron que escabullirse para llegar. Una vez llegaron, Urek deja sus cosas del colegio, pero esta vez en vez de ponerse a organizar lo del día siguiente, prepara un bolso con cosas básicas de supervivencia y ciertas cartas de digimon.

—No entiendo de qué te servirá todo eso, pero bueno, ¿estás listo? —dice la Sistermon para apurarlo y Urek le responde asintiendo con la cabeza. —Muy bien.

Sistermon apoya el estuche de su espada en el suelo, sosteniendolo con sus dos manos y cierra los ojos. A continuación, los dispositivos digitales del apartamento comienzan a encenderse y apagarse, como si hubiesen constantes bajones de electricidad. Un círculo de energía comienza a abrirse en el suelo debajo de Sistermon, y este crece hasta que Urek y Guilmon se encuentran dentro de él.

—Por cierto, soy una Sistermon, pero mi nombre es Ciel.

Todo se pone blanco y Urek siente una sensación rara por todo el cuerpo.